Sergio Ramos se despedirá hoy del Sevilla FC y para ello el club lo hará con todos los honores, abriéndole el antepalco del Ramón Sánchez-Pizjuán.
Con 87 partidos disputados en total y ningún título en su haber como sevillista, hasta el propio presidente le acompañará, habiéndole dejado en mal lugar, como antes lo hicieron su otros «pilares del nuevo Sevilla FC».
Sergio Ramos se encaprichó de volver la pasada temporada al Sevilla FC y lo consiguió. No sólo eso, sino que también consiguió el perdón del Sevillismo, con el que sólo se disculpó una vez había firmado, nunca antes.
Con una aceptable temporada realizada, ahora se marcha del «club de sus amores» cuando quizás más falta le haga.
La sombra de un posible descenso y de una «situación catastrófica», como en su día dijo Quique Sánchez Flores, le hacen marcharse al glamour de la liga americana, cambiando a Ejuke por Messi y compañía.
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Hoy serán todo bonitas palabras e incluso lo mismo se le escapa alguna que otra lágrima, pero la verdad es que al Sevillismo le deja una sensación amarga, después de haberle perdonado muchos desaires como madridista, habiéndose aprovechado del desgobierno existente en la entidad para volver, cuando nunca debió haber regresado.