Han pasado ocho años desde aquel 2 de Octubre del 2005 cuando el Sánchez Pizjuán alzó la voz en contra de su presidente, muchos aprovecharon la ocasión para sacar sus propias conclusiones, echando hacia fuera el rencor y el odio que tenían al máximo dirigente de la sociedad, intentando hacer ver que la entidad se había convertido en una fábrica donde solo se vendía humo. En ese momento, para un gran sector de la prensa local nada tenía valor en el mercado futbolístico desde un entrenador incompetente hasta una plantilla formada por fracasados o viejos que buscaban una estancia donde dejar sus últimas pinceladas.