De la desilusión de una mala primera parte al frío dato objetivo: el Sevilla se ha clasificado por segunda vez consecutiva para los octavos de final de la Liga de Campeones, algo inédito en su historia. Lo ha logrado con lo mínimo. El empate le valía y, por si las moscas, de Anfield llegaban continuas noticias positivas en forma de goles del Liverpool sobre el Spartak. La gran explosión de ilusión y júbilo frente a los reds en Nervión puso en bandeja de plata esta clasificación, que supone la consecución del primer objetivo del club para esta temporada. Pero sería engañarse afirmar que todo fue ilusión.