Claro que antes de nosotros está la generación de nuestros padres. Ellos sí que vivieron al Sevilla Grande en blanco y negro, que fue muy grande, y luego (algunos de ellos, qué dolor que no todos) tuvieron la inmensa suerte de volver a disfrutar del Sevilla Campeón en color, el del Siglo XXI, tras una gran travesía del desierto.