El resultado fue que el Sevilla sumó un punto gracias a David Soria. El resultado fue que quien menos pensaba el técnico que podía reivindicarse era en quien jamás creyó, Geis. Y el resultado fue que los cambios fueron encogiendo cada vez más al equipo sacando del campo a los dos únicos futbolistas que intimidaban arriba, Sandro con sus golpeos y Carlos Fernández con sus apoyos de espaldas, para que Nolito y Sarabia salieran aún más arrugados y el equipo aún diera otro paso atrás.