¿Cómo puede calificarse de mala o decepcionante una temporada en la que el Sevilla jugó una final de la Copa del Rey, alcanzó y disputó los cuartos de final de la Liga de Campeones y se clasificó para jugar en Europa nuevamente? El fútbol depara a veces situaciones extrañas, como la que ha llevado al equipo nervionense a estar a punto de convertir lo que prometía ser una campaña histórica en un desastre total. Afortunadamente, José Castro llamó a tiempo a Joaquín Caparrós para que el utrerano, con su particular visión emotiva del fútbol, arreglase el extraño entuerto. Aplicó un electroshock sobre el corazón de un equipo moribundo y logró el objetivo en semana y media.
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