Fue con la cabeza muy alta, pero con la misma frustración que siempre. El Sevilla no fue capaz de revertir esa dinámica negativa en la que ha entrado con el Barcelona de Messi, que le cierra la puerta hacia los títulos una y otra vez y se va de Marruecos con la cabeza dando más vueltas que una lavadora pensando en lo que pudo ser y no fue. Porque Ben Yedder falló de manera lastimosa un penalti con el tiempo casi cumplido y cometido por Ter Stegen cuando Aleix Vidal ya se disponía a empatar a puerta vacía. Pero no se puede disparar tan mal y con semejante desgana cuando lo que está en juego es nada más y nada menos que un título oficial.