Caparrós como su grupo de trabajo (para los que la renovación era una prioridad desde que llegaron) lleven días esperando una respuesta del futbolista y su agente, quienes han aplazado la decisión hasta comienzos de septiembre. Postura que, tal y como ha podido conocer este diario desde fuentes del propio club, comienza a escamar en la planta noble del Sánchez-Pizjuán, donde ya se ponen en lo peor. La desconfianza hace pensar a ciertos sectores del club que el futbolista podría estar manejando otras ofertas y que, en base al mercado y el discurrir de los acontecimientos (el Sevilla, sin ir más lejos, tiene que disputar aún una ronda previa para asegurarse su presencia en la Fase de Grupos de la Europa League el próximo curso) tomar una decisión u otra.