Tres Copas de la UEFA Europa League lustraron su emotiva despedida. Pero él se quedó con otro título, el de haber pertenecido a una familia en la que la entrega y implicación sin límites dieron forma a ese lema que glosó El Arrebato en su himno: dicen que nunca se rinde. La garra, el sacrificio, la identificación con los colores, la irreductibilidad y la capacidad de rebeldía. Es el legado del que han sido copartícipes algunos de sus compañeros, el que deben tomar como testigo los nuevos, incluido Pablo Machín.