Wissam Ben Yedder (Sarcelles, Francia, 1990) siente cómo el sol le viene de cara después de un verano de nubarrones, donde se vio más fuera que dentro del Sevilla. Este francés, que cayó de pie en el sevillismo por su simpatía (la primera frase que aprendió en castellano fue ‘miarma’; se la enseñó Rami) y por sus goles, no encajó desde el principio en el entrecejo de Pablo Machín, que llegó a recomendar su salida. Lo evitó Joaquín Caparrós, el director deportivo, que se negó en redondo al traspaso del cazagoles que este miércoles tiene la dura prueba de intentar marcarlos ante el Real Madrid.