La misma receta: Machín y el Sevilla, que ya sufrieron en sus carnes el curso pasado la dureza de Ipurua, se encomiendan a la fórmula que ha obrado el despertar: intensidad y efectividad para imponer su mayor calidad técnica.
Silva, allende las fronteras: Sólo lo igualan Piatek (Génova) y Thauvin (OM).