Es algo normal, suele pasar en el transcurso de las temporadas. Los rivales, porque también tienen profesionales a los que paga para eso, analizan el juego de este Sevilla de Pablo Machín que ha llamado la atención en el inicio liguero. Pero aunque no lo llamara… El caso es que los dos últimos adversarios que se han presentado en el Sánchez-Pizjuán han cambiado su esquema habitual para contrarrestar el modelo del soriano adoptando casi la misma fisonomía para mostrarse como un espejo del propio Sevilla. Lo hizo el Celta, aunque Mohamed también había jugado con tres centrales en algún partido fuera, y lo hizo ayer el Huesca en el segundo partido con Francisco al frente. Los maños, con Semedo con libertad para salir tras Andre Silva, plantearon el mismo esquema: tres centrales para fijar a sus dos puntas y, a partir de ahí, plantear duelos individuales par con par no dejando recibir a los hombres fuertes en la creación de los nervionenses: Banega, Franco Vázquez y las salidas fuera de zona de un Andre Silva al que le hicieron cogerle asco al partido.