Hay empates que saben a hiel y otros que saben a pura gloria, como el que arrancó el Sevilla bajo un inesperado manto de niebla al sur de Madrid. Después de que el Leganés fuera muy superior en la primera parte, que se fuera al intermedio con ventaja gracias al gol de Mikel Vesga en el primer remate del partido (5’) y que Franco Vázquez fuera expulsado por el colegiado Hernández Hernández en el túnel de vestuarios, cuando se encaminaban a darse un respiro, el partido parecía más perdido que Cuba a los ojos de los sevillistas. Pero ese factor inopinado, la niebla, se apuntó a jugar y enrareció aún más un pleito ya de por sí disparatado con el paso de los minutos. Y en el alargue Roque Mesa, que gana cuando el partido se desordena y agita, caracoleó y sacó un centro perfecto que Ben Yedder desvió a la red en el cabezazo menos limpio de la historia. Gol. Y punto que fue puntazo.