El hábitat de su competición fetiche, la Liga Europa, debe convertirse hoy en el Sánchez-Pizjuán en el mejor aliado de un Sevilla que quiere reenganchar a su gente, bastante contrariada con los últimos resultados del equipo y especialmente harta de la deficiente imagen ofrecida por los suyos cada vez que toca comparecer como visitante. El pentacampeón quiere darse un baño de confianza en «su» torneo, desterrar las peligrosas dudas y volver a convertirse en ese conjunto fiable que pelea por los objetivos más ambiciosos, con raza y las máximas garantías.
