Cuando parecía que se marcharía y que su adiós era ya una realidad, surgió el de siempre, Monchi que ha tomado los galones para retomar lo que otros alejaron y nadie como él para dar sentido a lo que dejó de tenerlo. El primero que ha notado el cambio ha sido el propio Pablo Sarabia que ha notado en apenas semanas, el mimo y cariño que no hace mucho no sentía… No pedía mucho el bueno de Sarabia que siempre habló donde lo hacen los grandes: en el terreno de juego y sin mostrar su malestar en prensa o públicamente, a pesar de que no recibía lo que entendía que había dado. La llegada de Monchi no sólo ha sido clave sino que ha servido para frenar una salida que era ya casi real y que con la intervención de Monchi, aunque todavía no está firmado como ha reconocido el propio director deportivo sevillista sí está muchísimo más cerca que hace apenas unas semanas.