Por muy prosaico que resulte el título de esta previa, la realidad es que para el Sevilla la Champions pasa por Montilivi, en donde jugará el equipo nervionense un partido de Primera División por segunda vez en su historia. No es un estadio de alto copete, no tiene la alcurnia de otros grandes escenarios españoles, pero así es el fútbol. Fallar hoy sería darle demasiada ventaja al Getafe, haga lo que haga justo después en Anoeta. Sólo faltarían tres partidos y ya parte el equipo azulón con la ventaja del goal average, ganada tanto por su victoria en Nervión al principio de Liga como por la del domingo pasado, con la mediación de la interpretación rigorista de Mateu Lahoz del reglamento y de los brazos abiertos del Mudo y Escudero. Los futbolistas sevillistas deben estar preparados para todo tipo de contingencias, incluidos los arbitrarios criterios arbitrales, porque el reglamento es difícil de interpretar a priori. Y más difícil de prever es la respuesta del colegiado de turno, en este caso el leonés González González, de amargo recuerdo para los sevillistas.
