Lección de honestidad por parte del Sevilla para todos aquellos que llegaron a pensar que el empate contra el Athletic estaba pactado para garantizar el interés de ambas escuadras. Los sevillistas cerraron el ejercicio con un triunfo gracias a los goles de Ben Yedder y Munir, ambos a puerta vacía, y de esa manera le dieron un portazo a las especulaciones para desesperación de un adversario que casi se tenía que pellizcar para creerse lo que había acontecido en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Fue, finalmente, por tanto, un canto al fútbol, a la limpieza del deporte por mucho que casi nadie se llegara a imaginar semejante desenlace de la película que se rodaba a partir de las cuatro de la tarde en el sevillano barrio de Nervión. La escena final iba a ser propia de uno de esos filmes en los que para imaginarse lo que antecede al The End sencillamente tienes que haber ido previamente al cine a ver la misma cinta.