Los hechos se remontan a la temporada pasada, concretamente antes del derbi en el Benito Villamarín, que terminó con empate a un gol. Eran días de tensión. Los resultados no acompañaban, la sentencia de Marcelino venía de camino y algunos jugadores de la plantilla (Perotti, Spahic…) habían sido increpados por aficionados. Había riesgo de que se torciera la temporada definitivamente.