Cuando más necesitaba el Sevilla un gol, al inicio del segundo tiempo para poner el encuentro de su lado y poder administrar su ventaja, apareció Lucas Ocampos. El extremo sevillista se inventó un regate sobre el defensor realista y fusiló con violencia a Moyá. Jugada que mezclaba calidad y potencia. Segundo partido de forma consecutiva que anota el argentino, que se estrenó ante el Eibar. Lopetegui le tiene una fe inmensa y por primera vez pareció entenderse a las mil maravillas con Jesús Navas.