Cuando aún no han pasado ni dos meses de la eliminación del Sevilla a manos del Atlético de Madrid en las semifinales de la Copa del Rey, si bien la herida parece cerrada, la cicatriz que dejó como recuerdo aquel doloroso partido sigue presente en la piel del club nervionense. La ilusión que vivió el sevillismo a lo largo del pasado mes de febrero quedó hecha añicos y, con ella, la posibilidad de poder alcanzar el ansiado objetivo europeo por la vía rápida.