Cuando estuve en Sevilla y yo estaba en el Betis, estaban los Betis-Sevilla. Me daba cuenta de que, a veces, mi presidente, Lopera, prefería perder si perdía el Sevilla. Prefería el daño de su propio equipo siempre que el otro equipo fuera dañado», afirmó el de Castrofeito. Vázquez se toma la pugna entre los eternos rivales como un estímulo. «La rivalidad no es odio, la rivalidad no significa desear lo peor al contrario. El Celta y el Deportivo se necesitan para ser mejores».