La mente duda entre prepararse al cien por cien en cada golpe de riñón o pedalear de forma cansina en la bicileta estática. La semana de las reuniones UEFA sí ha dejado una cosa bastante clara, en el caso del Sevilla se garantizaría ser tercero en la clasificación. O sea, se metería en la Champions. ¿Y qué problema hay con esa garantía? Pues que se une a las reticencias de los futbolistas de jugar si no hay garantías firmes de seguridad sanitaria, al rechazo casi unánime a concentrarse en las ciudades deportivas u hoteles. Volver a competir, en cierta manera, significa en este contexto sacar al jugador de su zona de confort, con ese billete de Champions casi en el bolsillo. La realidad es que el calendario de la vuelta del fútbol no termina de vislumbrarse. Y el futbolista, como toda persona, también tiene su perniciosa zona de confort.