El nivel de los rematadores de este Sevilla, sin duda por debajo del de su defensa y centro del campo, cercenó la ilusión blanca de acabar tumbando al Barcelona tras corregir atrás una temblorosa primera media hora. En un lado de la balanza, la limitada pólvora del Sevilla le está costando puntos y ni siquiera las vías que abrió la inspiración de Banega en la segunda parte sirvieron, porque nadie habló la lengua del argentino; en el otro, su solidez –superlativos Koundé y Fernando de nuevo– y conceptos colectivos lo llevan a a sacar un punto de mucho valor ante un Barça que se jugaba la Liga. Y que hasta la ha podido perder.