Esto no para. Aún quedan cuatro jornadas y encima el Villarreal vuelve a apretar, a tres puntos con su victoria de ayer en Getafe. Ese póker de comprimidos partidos obran como recta final. Los partidos de esta extraña y desvirtuada Liga de jugadores fatigadísimos y gradas silentes suelen ser de ritmo cansino, monocorde, y ricos en imprecisiones. El primero que acierte suele tenerlo casi hecho, pues para rematar hay que estar fresco de cabeza y piernas. Los goles cotizan muchísimo. Y eso tiene toda la pinta de suceder esta noche en el nuevo San Mamés. Tanto Athletic Club como Sevilla son equipos bien estructurados, sólidos, con un profundo respeto al concepto colectivo de este juego llamado fútbol. Pero ambos también flaquean en la suerte suprema del gol.