El Sevilla se acostumbra a no parar. No hay tiempo casi ni para respirar. Se cierra una batalla, empieza otra. No hace nada los de Lopetegui andaban buscando el gol del triunfo en Cádiz, ése que encontró Munir sobre la bocina y que le dio los tres puntos a un equipo que no tiene más remedio que convertirse en todoterreno. Competir, competir, competir… Nadie para. La rueda sigue y la exigencia no deja de acompañar a este grupo al que se le pide ganar cada encuentro sin reparar en el nivel del rival ni en lo que hace para contrarrestar sus fuerzas. Ahora llega el Levante, dentro de nada el nuevo Barcelona de Koeman, Ansu Fati y por supuesto Leo Messi. Y en esta ocasión toca presentarse en el Ramón Sánchez-Pizjuán, desgraciadamente sin público.