La relación entre Carlos y el club, sin que haya guerra, sí sea algo tirante. El jugador se ha sentido ninguneado. Cree que el Sevilla no le ha dado el sitio que le corresponde después de haber cumplido en sus dos cesiones. Carlos comenzó a sentirse defraudado cuando regresó de su cesión al Deportivo de la Coruña y el club le planteó la posibilidad de que jugara en el filial. Ahí empezó a notar que lamentablemente el Sevilla no era su lugar, que se tendría que marchar. En su camino se cruzó el Granada de Diego Martínez. Ahí quedan sus 14 goles. Desde que regresó de Granada, con pie y medio fuera, Lopetegui lo ha mirado poco. El hecho de que le queden dos años de contrato en el Sevilla obliga a una próxima conversación. No es descartable que todo se reconduzca si el jugador se enchufa y demuestra que rinde más que el resto de delanteros. Lopetegui también será clave.