El Sevilla que se presentó en Stamford Bridge varió su estructura general en busca de acabar con esa falta posesión que los nostálgicos achacan, no sin razón, a la ausencia de Banega. Y lo logró. Logró eso y más cosas, cerró el sistema defensivo con un pivote con más radio de acción que Fernando y le plantó cara a todo un Chelsea con una barbaridad de millones de euros gastados, aunque por el camino se dejó una buena dosis de profundidad en ataque. Todo tiene un precio, aunque muy contentos no podían estar con esa modificación jugadores a los que les va la marcha arriba como Ocampos o De Jong. Lopetegui varió algo su esquema. El clásico 4-3-3 se convirtió de salida en un 4-1-4-1 que alguno podrá decir que es lo mismo o parecido. Pero que le pregunten al holandés sobre a cuántos metros de distancia tenía a los extremos para asociarse.