¿Alguien duda que Diego hubiera disfrutado igual que como lo hizo en San Mamés pisando el césped de El Alcoraz e ilusionándose con gambetas y regates imposibles una hora después en ese escenario? Maradona podía vivir el fútbol con la misma pasión en el mismísimo Maracaná que el campo del Huesca. El Sevilla comparece hoy en la pradera oscense con el objetivo de honrar al diez mediante otro triunfo que esconde mucho más que tres puntos. Lucir un crespón negro en el brazo como recuerdo a quien vistió la misma camiseta, defendió el mismo escudo y llevó su brazalete de capitán añade una carga sentimental nada desdeñable si esa persona es Diego Armando Maradona, para muchos un personaje que trasciende mucho más a lo que es un simple gran futbolista.