Tres días después de los 226 millones de aperturas a Jesús Navas en el lánguido partido que el Sevilla hizo ante el Real Madrid, el equipo de Julen Lopetegui acometía el trámite de Rennes sin el extremo palaciego. Se presentaba pues una ocasión para comprobar hasta qué punto la presencia del campeón del mundo en la banda derecha condicionaba el juego sevillista. Quedó patente en la fría noche bretona que el sistema, las maneras, el plan que ha inculcado el entrenador vasco en los suyos está por encima de los nombres. Que siendo Jesús Navas un jugador de indudable peso específico en el colectivo, el hecho de que se vuelque tanto el juego hacia él obedece a un estilo. Cierto que sin Navas, las aperturas se repartieron más entre la derecha y la izquierda. Pero de nuevo asumieron mucho protagonismo Koundé, Suso –ésta arrancando desde fuera para buscar zonas interiores, como suele– Idrissi y Rekik.