A Carlos Fernández le tocó el aburridísimo segundo tiempo con 0-3. Carlos lleva colgado el luminoso cartel de canterano. Y a un canterano, salvo en contados clubes entre los que no se encuentra el Sevilla FC, nunca se le ve como a uno más. Tiene cara de estar deseando irse del equipo en el equipo en el que siempre soñó jugar. Qué duro. Por otro lado, el Mudo está firmando un epílogo en Nervión muy triste. E injusto para sí mismo. Está fuera de todo pese a que Lopetegui le da más oportunidades que a otros. Tuvo que ser sustituido por el estilizado Joris Gnagnon. Se marchó cabreado Vázquez, pero no más que quienes un día celebraron su clase, lo defendieron de sus haters y ahora lo ven deambular en los partidos, sobrepasado por el ritmo de los mejores y hasta de los peores rivales. Y puesto en evidencia por el hambre de Zarzana. Esperando seguramente regresar libre de cargas a Italia.