El primer desencuentro llegó en Portugal, en los primeros entrenamientos con el vasco al frente del Sevilla. Tras llegar algo pasado de peso y bajar en los primeros días, rápidamente subió en la báscula y se decidió que lo mejor era su salida. Primera indisciplina. El segundo desencuentro fue, evidentemente, en la segunda pretemporada. Dejó de competir en marzo. Todos esperaban a un Gnagnon sobrado de peso. Fue peor que eso. Lopetegui esgrimía que con esa actitud era imposible de reconducir. Monchi y su equipo se pusieron a ello. Una pretemporada individualizada, controlando mucho el aspecto alimenticio y con duras sesiones de trabajo. Poco a poco ha ido perdiendo lo que le sobraba y el propio entrenador lo incluyó hace unas semanas en la dinámica del grupo. En el Sevilla piensan que está llamado a ser el tercer central de la actual plantilla.