¿Su delito? Advertir públicamente de que en la Copa del Rey no se sigue el protocolo que estrictamente se obliga a cumplir a los equipos en LaLiga Santander. Todos juntos en espacios pequeños mientras que semanalmente no se les deja a los jugadores ni ducharse a dos metros de otro compañero. ¿Qué dice la acusación? Que el técnico vasco ha cargado contra el modesto Linares Deportivo y sus instalaciones en Linarejos. Y que eso está feo. ¿Algún agravante para una condena aún mayor? Faltaría más, señoría: el Sevilla FC dejó basura en el vestuario visitante, algo sin precedentes en este país (risas). No se hable más: a la hoguera.