Bono sacó del apuro al entrenador vasco porque otra vez éste se empeñó en darle vida al rústico Alavés con sus decisiones tácticas en la segunda parte. La primera sobrevino por la entrada de De Jong por Ocampos, al que Edgar le había hecho una durísima entrada que Soto Grado, desde el VAR, no consideró roja directa. Ahí dio su primer pasito atrás el Sevilla. El segundo, y rotundo, fue el ingreso de Gudelj por Joan Jordán y la ya habitual ubicación del serbio entre los centrales para invitar a los babazorros a una última tentativa por las bravas. Insistió, Joselu tuvo dos, y con el balón parado llegó esa puerta abierta al azar que es el VAR y las manos de nuevo cuño que suponen penaltis.