Corría el verano de 2019 cuando Monchi dibujaba el famoso cuadro, que supondría su primer proyecto como Director Deportivo, tras su paso por la Roma.
Con Julen Lopetegui elegido para entrenar al equipo, eran muchas las operaciones que se estaban haciendo, con numerosas entradas y salidas.
Se adentraba ya el mes de agosto y una de las grandes ventas para pagar todas las adquisiciones, no terminaba de cerrarse.
Era Ben Yedder, que no contaba para el estilo de juego del técnico y cuyo traspaso se antojaba necesario para financiar el nuevo proyecto y aumentar un límite salarial, que ahogaba al de San Fernando en su vuelta.
Pasaban los días y, a pesar de sus extraordinarios números en Nervión, el delantero francés no encontraba acomodo. Quizás su aspecto, con esa barriguita, culito respingón y ese bigotito, echaba para atrás a los grandes de Europa como el Manchester United, que no terminó de decidirse por su fichaje.
En estas apareció el Mónaco, que no estaba dispuesto a pagar mucha cantidad y propuso el trueque de jugadores. Y es aquí donde srrgió la jugada del Sevilla.
Para salvar el límite salarial, se propuso inflar la venta del goleador hasta los 40 millones, generando una plusvalía de más de 25 ‘kilos’, que hizo aumentar el límite salarial.
Como el Monaco sólo quería pagar entorno a 15 millones, se camufló en 25 millones el traspaso de Rony Lopes, que amortizado en 5 años, supuso para el límite un coste anual de unos 7 millones, salario incluido.
De traspasar a Ben Yedder por 15 ‘kilos’ sin meter a Rony, no hubiese supuesto plusvalía alguna y apenas habría influido en el famoso límite salarial.
Además, se fichaba a un jugador que hacía dos temporadas se había salido en Francia, con unos grandes números y se cubría el flanco izquierdo del ataque.
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Conclusión, el problema no fue el coste de Rony Lopes, la cuestión fue que se vendió mal al ‘miarma’, quizás, repetimos, por ese aspecto de jugador de fútbol sala, que sin embargo ha seguido dando grandes réditos a su club, el Mónaco, gran triunfador de la operación.