Tener un lateral que gana partidos es un plus enorme para cualquier equipo. Que en un puesto de sacrificio, largo recorrido y mucha exigencia haya un futbolista capaz de desequilibrar un encuentro, de romper un cerrojo o cambiar con su explosividad la cara de un encuentro es oro. Y el Sevilla FC tiene a ese futbolista, se llama Alberto Moreno. Cuando el sevillano llegó al Sevilla Atlético y tuvimos el placer de entrenarlo, supimos enseguida que sus condiciones eran tremendas y que si su progresión era adecuada se convertiría en uno de los cracks del fútbol nacional. Su polivalencia, su velocidad y el excelente disparo, llamaron la atención de Monchi y Emery, que lo subieron al primer equipo donde se hizo dueño y señor del lateral izquierdo del Ramón Sánchez Pizjuán.