Hay muchos sevillistas que están cabreados con la salida de Marcos Acuña. Quizás no tanto por la marcha en sí, sino por haberse ido completamente gratis.
La afición entiende que la dirección deportiva haya tenido que regalar a jugadores como Delaney, Augustinsson, Óscar o Dmitrovic, que ya no eran válidos ni tienen nivel para el Sevilla, pero en el caso el Huevo es diferente.
Manolo Aguilar también se mostró muy indignado con la salida del lateral argentino, la definía como una operación ridícula. Y ha dado la versión que el club le ha transmitido sobre este asunto.
Defienden que estaba siempre lesionado y que lo han vendido ya tocado. También argumentan que se quería ir desde el año pasado, que creaba ciertos problemas en el vestuario.
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Además cuentan que cobraba bastante dinero. En la entidad creen que es una buena operación, ya que se ahorran una cantidad económica que debían al futbolista, más su salario.