La Europa League de Budapest fue una de las más inesperadas y queridas por el sevillismo. La séptima, habiendo ganado antes seis, pero esta tenía un contexto muy especial y es que el Sevilla estaba viviendo una temporada muy complicada.
Antes de la llegada de José Luis Mendilibar, el equipo era uno de los candidatos firmes a bajar a Segunda División, sin embargo en el momento en el que el entrenador vasco se puso el chándal, el equipo empezó a ganar partidos, aseguró la permanencia y se metió en una final de Europa League, eliminando a Manchester United y Juventus de Turín en cuartos y semifinales.
La final la ganó frente a la Roma de José Mourinho, un entrenador que nunca había perdido una final europea, y que todavía se acuerda de ese partido, asegurando que el colegiado del partido le robó el título:
«Perdí una final de una manera que todavía no acepto y desde entonces lo siento».
Todo viene de las quejas que tiene por haber sido eliminado de la previa de Champions League, con su nuevo equipo, el Fenerbahçe, rajando también del arbitraje:
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«Fuimos eliminados de la fase de clasificación de la Champions League por el Lille con un penalti del VAR en el minuto 94 que sólo vio el VAR. Sé que es una batalla que nunca podré ganar».
Tenemos que recordar que Mourinho fue sancionado con cuatro partidos, por esa final en Budapest, usando un lenguaje insultante y abusivo contra el colegiado.
