«Duele que te hagan siete, claro que duele. Pero ¿qué prefieres, que te hagan tres ocasiones y perder 3-0 o que te metan siete y generar cosas que alegran la vista?». Con esta respuesta, que dolió en parte de la afición sevillista, Unai Emery intentó explicar el desastre que días antes había sufrido su equipo en el Santiago Bernabéu, donde fue vapuleado con un histórico 7-3. Por aquel entonces, el técnico sevillista seguía firme en su idea de intentar construir el juego desde atrás, con Rakitic como pieza angular. Ubicó al suizo-croata junto a M’Bia en la medular y el Sevilla fue un coladero, un figurante perfecto para un espectacular partido de ida y vuelta en el que acabó humillado entre loas al fútbol y los goles de Cristiano Ronaldo y compañía por parte de los medios madrileños. Mes y medio después de aquel desastre, Emery le ha dado la vuelta a su equipo como a un calcetín. Ya no da espectáculo, pero gana, con un fútbol más práctico, más sólido y mucho menos espectacular, incluso feo.