Es un tópico, pero resulta evidente que los partidos no se ganan, empatan o pierden hasta que el árbitro de turno no decreta el final del choque. Está muy bien comenzar ganando, pero lo que realmente importa es marcharse a la caseta con el marcador a favor (al menos, empatado). El Sevilla está pagando muy caro los muchísimos tantos encajados en las segundas partes en el campeonato de la regularidad. Repasemos una estadística que, como el algodón, no engaña.