23 de octubre de 1996. El elenco blaugrana desembarcaba en Nervión con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos en juego ante un conjunto de la zona baja de la tabla. Ante el Sevilla de José Antonio Camacho. A priori, el triunfo tendría que ser para los visitantes. Pero fueron pasando los minutos y lo sucedido en la 95/96, cuando los blancos con seis defensas sobre el césped doblegaron a los moradores del Camp Nou, estaba cerca de repetirse.