Maribor parece vivir al margen del fútbol. Al menos, ésa es la extraña sensación con la que la ciudad eslovena recibió en el día de ayer al equipo de Emery. Lo «insinúa» uno de los empleados del hotel en el que se hospeda la expedición sevillista, el City Maribor, y lo refrenda Kurt Simon, cliente suizo que ha viajado hasta Eslovenia por motivos profesionales. «Llevamos sólo cuatro medallas (Juegos Olímpicos de Sochi), pero aún podemos obtener alguna más», apunta el primero mientras hojea un periódico. El suizo, sin apartar la vista, y mientras escucha al que parece su amigo, hace gestos y le pregunta quién es el que está en la recepción en ese preciso momento (se refiere a Bacca, que pasa uniformado con el chándal del Sevilla) »Fútbol, fútbol…», apunta a decir el recepcionista.
