El entrenador del Sevilla ha pasado de preferir ganar los partidos por 4-3 a poner nueve defensas en Vallecas y perder la posesión del balón con el Rayo. Ya no sólo se le critica el cambio de sistema, sino de filosofía.
El entrenador del Sevilla ha pasado de preferir ganar los partidos por 4-3 a poner nueve defensas en Vallecas y perder la posesión del balón con el Rayo. Ya no sólo se le critica el cambio de sistema, sino de filosofía.