Míchel y sus hombres ensayaron por primera vez esa acción el día antes de recibir al Real Madrid. La idea, cuando se produjese un saque de esquina, era la siguiente: cuatro jugadores (Jesús Navas, Botía, Maduro y Spahic) debía situarse dentro del área pequeña para rematar; otro (Negredo), se ubicaría cerca del punto de penalti; y otros dos (Gary Medel y Trochowki), en la frontal del área. Rakitic, el especialista, era el encargado de poner la pelota en juego.