Negociar con un futbolista en su mejor momento suele ser un mal negocio para quien paga, puesto que lo normal es que ese futbolista no crezca más, con el margen de error que siempre hay a la hora de calibrar el techo de un jugador de fútbol.
Negociar con un futbolista en su mejor momento suele ser un mal negocio para quien paga, puesto que lo normal es que ese futbolista no crezca más, con el margen de error que siempre hay a la hora de calibrar el techo de un jugador de fútbol.