Champán tras la manzanilla

La imagen de los jugadores del Sevilla abrazándose a Beto tras el pitido final de Nicola Rizzoli ilustraba sobre el sufrimiento del equipo después de los dos errores clamorosos del otrora héroe portugués. El artífice de la épica en la tercera UEFA, el héroe de Turín y Heliópolis, tuvo una noche tan negra como el uniforme que eligió para volver a la titularidad. Bien es cierto que tras los dos yerros monumentales que propiciaron la remontada del Zenit salvó al equipo con dos paradones ante Hulk y Rondón, pero había sido él quien había dado vida al equipo ruso. Y tuvo que ser Gameiro el que evocara la emoción de aquel jueves de Feria único para el sevillismo con un disparo similar al del inolvidable Puerta.

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