El club nervionense llegó a ofrecer incluso ciertas cantidades en forma de pluses, pero en el Toulouse la confianza en las garantías de pago eran escasas. Algunos medios galos incluso afirman que los franceses motivaron su desconfianza en el mal recuerdo de la venta de Emana al Betis en 2008, cuando los pagos no se correspondieron a lo acordado en un principio.