Ante un equipo de la segunda división inglesa, el Brighton, los de Unai Emery, sin Gameiro ni Immobile aptos, evidenciaron cierta falta de pegada y cayeron derrotados por culpa de un dudoso penalti cometido por Carriço, convertido por el israelí Hemed, que los sevillistas protestaron muchísimo, empezando por el entrenador de Fuenterrabía.