Dos formas bien distintas de entender la vida (y el fútbol): el arduo trabajo contra los miles de millones. O dos rivales y la misma importancia: ganarles. El Sevilla comienza hoy una doble salida ante dos conjuntos que no se parecen en nada y a los que el cuadro de Emery debe cuanto menos enseñarles que la garra del partido ante el Barcelona no se ha perdido.