Tras ver el partido, parece que queda claro que se trataba de que el no ser matara al ser, de que la nada no dejara nacer la primera luz. Parecía aquella historia de la niña fea y mal vestida que, al ver que, en la fiesta del pueblo, no podía lucir como su bella vecina, al verla en la calle se dedicó a romperle las gasas, a mancharle el vestido, a despeinarla, a echarle barro en la cara, a golpearla…
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