En 2013 la empresa sevillana Los Alcores de Carmona trabajaba en la confección de un licor con sabor a fresa. Pero como tantos “experimentos” alimenticios o espirituosos, falló. Sin embargo, el compuesto que salió fue una especie de ginebra rosa hasta ahora inédita y que, qué coño, no estaba mala. Un retoque por aquí, otro por allá y en la calle ese pelotazo empresarial llamado Puerto de Indias. Del error a la gloria. De hacer una partida de 3.000 botellas porque no pensaban que vendieran más, a tirar 8.200 diarias.